Ni Badajoz, ni Extremadura, fueron
los únicos escenarios con protagonismo durante la Guerra de Restauración de
Portugal (1640-1668)
Toda
la línea fronteriza estuvo sujeta a los vaivenes del conflicto armado
secesionista lusitano, si bien la demarcación extremeña, y en especial el
distrito pacense, coparon el grueso de los acontecimientos.
En
este sentido, a través de los siguientes párrafos, se rescatan para la memoria
algunos aspectos relacionados con uno de aquellos frentes de guerra
secundarios: el situado en tierras de Galicia, y más en concreto la provincia
de Orense.
A
don Fernando Antonio de Ayala y Ulloa, I marqués de Tarazona, (título
nobiliario obtenido merced a su matrimonio con Isabel de Zúñiga y Clärhout), se
le encargo la defensa de semejante banda fronteriza.
Desde
su toma de posesión, a comienzos del año 1641, estableció cuartel general en la
villa de Monterrei, teniendo a su opósito la ciudad de Chaves, como plaza
principal del ejército enemigo portugués.
Poco
tiempo estuvo al mando de aquel distrito pues, mediado el año citado, con el
objetivo de economizar y rentabilizar esfuerzos, se reagruparon las diferentes
secciones fronterizas creadas al inicio de la contienda : unas fueron agregadas
a otras, obligando a que los jefes de las eliminadas abandonaran sus
respectivos puestos de mando, caso de
don Fernando Antonio, cuyo territorio se anexiono al denominado Ejército de Galicia, que quedo como único
garante de la defensa de aquella banda fronteriza.
Sin
embargo, el corto espacio de tiempo en que le cupieron responsabilidades
militares, el marqués de Tarazona lo aprovecho eficazmente para organizar el
aparato defensivo de las villas y pueblos que formaban parte de su
jurisdicción; e, incluso, hubo oportunidad para medirse en armas, varias veces,
con los lusitanos del otro lado de la raya.
No
fue sencilla la tarea pues, desde un principio, contó con escasos medios, tanto
de hombres como de pertrechos y otras necesidades. Todo llegaba a cuentagotas,
de mala calidad y, normalmente, demasiado tarde.
Relación de las armas y
municiones, artillería y lo demas que se ha de proveer para que el marqués de
Tarazona pueda hacer entrada en Portugal por el estado de Monterrei, a dónde se
halla. Que ha de ser con 6.000 hombres, que podrá levantar en los partidos de
su distrito, y 200 caballos que en ellos podrá juntar, gastadores y oficiales
de este trozo de ejército.
Así reza un extenso
documento, que refleja los ímprobos esfuerzos del marqués en llevar a buen
puerto la misión encomendada. Por más que rogó, sus peticiones, enviadas al Consejo de
Guerra, nunca fueron lo suficientemente escuchadas. Lo cierto es que había
muchas cosas que atender y, como decíamos al comienzo de este artículo, la
frontera de Monterrei no paso de ser un secundario de lujo. La atención
mayoritaria estaba puesta sobre el frente extremeño.
Pero, dejando a un lado estos detalles organizativos, la guerra en tierras gallegas tronó con
la misma intensidad. Lugares comarcanos: Oimbra y Medeiros, Verin,
Pazos, Castromil, Hermisende, Las Hedradas, Vilavella, A Mezquita, Esculqueira,
Tameiron..., un largo etcétera de nombres, cuyas vecindades sufrieron los
rigores de la violencia militar.
Tiempo
habrá para dedicarse, con mayor minuciosidad, a la narración de estos sucesos que
ocurrieron bajo mandato del marqués de Tarazona.
Quedémonos, ahora, con
los breves apuntes arriba referidos, en recuerdo de una frontera a la que la
memoria histórica no ha reservado el lugar que, por derecho, le pertenece.
EN LA IMAGEN: castillo de la fortificada villa de Monterrei;
documentos militares relativos a la defensa del distrito comandado por el marqués de
Tarazona.
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