<<...Mui sr mio. Son muchos
los pueblos en que en esta Provincia es livertino el contrauando, pero excede a
todos la villa de Ceclavin por el publico escandalo, asi en introducir generos
de Portugal, como en pasarlos fraudalentamte a aquel Reyno,
despreciando todos los respectos...>>
Así
comenzaba, en enero de 1755, su informe don Ramón de Larumbe y Muñoz, Intendente de
Extremadura, dando paso a los detalles del suceso que, sin duda, se iba a
convertir en una de las páginas más importantes de la dilatada historiografía
ceclavinera.
Resumía
este personaje:
<<...el
dia 15 del corriente haviendo pasado el Administrador interino de Alcantara
[José Joaquín García] con una ronda y Partida de escopeteros de getares,
despues de haber hecho los oficios correspondientes con la Justizia, fueron a
registrar una de las casas que les hauia indicado el Admor de
aquella villa, con vastante fundamento de haver generos de contravando, y no
solo hallaron una fuerte resistencia de zinco hombres que estaban en ella, sino
que se amotino todo el Pueblo, juntandose mas de seiszientos hombres con
escopetas, tomando por partido los Ministros retirarse al meson, en donde se
enzerraron para livertarse de aquella furia desenfrenada; pero aun alli
estuuieron en mucho peligro, pues les tiraron a las puertas, y ventanas muchos
valazos, yla providenzia del cura Parrocho en sacar procisionalmte
el Smo sacramento les contubo un poco, y devajo del palio se sacaron
del meson los ministros de la renta y escopeteros, para que pudiesen volver a
Alcantara, con rezelos vastante evidentes de perecer, no obstante la altisima
proteccion à que se havian acogido...>>
Por
la insólita gravedad de los acontecimientos, la respuesta debía ser
contundente. De tal modo:
<<...
Hecho como el ocurrido en Ceclavin pedia pronto, y fuerte remedio [...]
solizitar un destacamento fuerte, que pasase a Ceclavin á sugetar
aquel indomito Pueblo [...] que se prendiesen los autores del tumulto, se
hiziesen las diligencias de embargos y demas qe
corresponde...>>
Ceclavin
y sus habitantes, a pesar del grueso de tropas que se posicionaron en la
villa, se mantuvo en sus tratos y costumbres ancestrales, obviando la estrecha vigilancia militar.
<<...me
avisa hauerle asegurado que en los dos dias siguientes al de el motin, salieron
de Ceclavin 250 cargas de azucar, y cacao yntroduzidas de Portugal [...] Juaquin
Fernandez llamado bulgarmente el Gitano con otros tres compañeros, cuyos
nombres se ygnoran, Robaron a un vezino de Alcantara entre Salorino y
Alburquerque, quitandole una escopeta, el dinero que llevaua y unas cartas
[...] Juaquin es uno de los primeros tumultuadores, el que hizo fuego a la
ronda, y procesado antes de aora por ladron famoso...>>
Las
investigaciones realizadas para esclarecer los echos conducían hasta los
aposentos del convento de Santa Clara, situado en el centro del pueblo. Allí,
las autoridades, tras vencer la negativa de la abadesa y monjas a que se
realizará una pesquisa, encontraron numerosos objetos ocultos. Baúles y cofres repletos de ropas y otros géneros. Todo tenía su
origen en el contrabando.
En las siguientes semanas se
tomo declaración a muchas personas; incluso se pidió colaboración a pueblos
portugueses, dónde se sabía habían encontrado refugio los causantes del motín
popular, identificados ahora como contrabandistas de alto nivel.
Según avanzaba el cotejo de datos, la
trama se volvía más compleja. Tal grado de notoriedad alcanzó, que el propio coordinador de las
investigaciones, don Bernabé de Armendáriz, perdió la vida en el intento de
encontrar y castigar a los culpables. Siempre quedó la sospecha de que su
muerte no fuera natural, sino motivada por algún tipo de envenenamiento.
Algunos
meses más tarde de que se produjera el fallecimiento, se dicto sentencia definitiva sobre todos aquellos
que habían sido encausados en el Motín; sentencia que, por diversas circunstancias,
quedo sin ejecutarse.
Después
de aquello, sin mayor problema, tal como había ocurrido paralelamente al
desarrollo de los trámites del proceso, los ceclavineros continuaron dedicándose
a sus tareas de contrabando, actividad que, desde siempre, había sido el motor fundamental de sus economías caseras. El Motín fue sólo una anécdota, y pronto quedo disperso en la memoria,
relegado únicamente a los folios de un voluminoso legajo, dónde los escribanos de
turno fueron dejando constancia de aquellos extraordinarios sucesos que habían convertido a Ceclavin en el centro de atención a mediados del XVIII.
Hoy,
transcurridos más de doscientos cincuenta años, esas páginas reverdecen, saliendo del
anonimato en el que estaban recluidas. Los ceclavineros recuperan un pedazo muy importante de su pasado. Siguiendo el guión de tales documentos, recrean anualmente, en coincidencia con sus fiestas de verano, los sucesos de
aquel mes de enero de 1755 y todo a lo que dio lugar.
La historia nunca se olvida.
La historia nunca se olvida.
En la imagen: diversos
documentos pertenecientes al legajo histórico original; cartel anunciador de la representación
teatral del Motín (año 2015); fotografías correspondientes a la primera edición
(año 2014)
Enlace a un extenso resumen de la recreación histórico-teatral. Edición 2015
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