domingo, 6 de septiembre de 2015

Montes Claros, la batalla definitiva


<<...viendo vn grandefeo en el exto deno aguardarleen aqvellos puestos sino salirle a encontrar, resoluimos el haçerlo siempre que tuuiessemos nota q marchaba, coneste fin nos pufimos en batalla enmedio de los caminos q era forzosamente necessario hiziessen...>>


            Así contaba, don Luis Francisco de Benavides Carrillo de Toledo, III marqués de Caracena y general del Real Ejército de Extremadura, el inicio del acontecimiento que ha pasado a la historia con el nombre de Batalla de Montes Claros, librada el 17 de junio de 1665 en las proximidades de Vila Viçosa, sobre una vasta llanura limitada por las alturas del monte de Vigária y la Serra de Ossa, en plena provincia del Alentejo portugués.

            Fue un encuentro decisivo, pues la derrota cosechada por las tropas españolas en aquella malograda jornada, significó el comienzo del fin de la Guerra de Restauraçao, la cual venía desarrollándose desde finales de 1640. Desenlace que se hizo realidad con el reconocimiento de independencia de Portugal por parte de la monarquía hispánica, firmado definitivamente en febrero de 1668.

            El combate de Montes Claros tuvo sus preliminares con la entrada en Portugal del ejército liderado por Caracena, quien, entre los días 9 al 17 de junio, tomó <<...la resolucion de sitiar a Villaviçiossa...>>, plaza considerada clave para poder llegar al corazón del país lusitano, Lisboa.

            Los españoles lograron ganar buena parte del lugar. Después <<...tratamos de ocupar la villa vieja, q lo conseguimos, como asimismo el alojarnos en la contraescarpa, y almismo tiempo tratamos de fortificarnos...>>. Sin embargo, la aspereza del terreno dificulto la labor.

            Por entonces los portugueses ya habían conseguido reunir un numeroso ejército, comandado por António Luís de Meneses y el conde de Schomberg. Ambos marcharon en auxilio de la sitiada Vila Viçosa.

            Caracena había dispuesto centinelas para prevenir la llegada de socorros. Así fue como <<...tuuimos notiçia de q el reuelde marchaua...>>

            De inmediato el marqués dio orden para contrarrestar la ofensiva enemiga. El plan era situarse en un punto estratégico, cortando el avance luso: <<...hizimoslo tambien nosotros con disignio de ocupar el mismo pvesto; llegamos cerca de el, quando ya el enemigo empezaua a formarse...>>

            Perdida la ventaja inicial, según testimonio del propio Caracena, por que la caballería situada en el ala izquierda no consiguió llegar a tiempo para ocupar un lugar adecuado, antes de que comenzaran las primeras escaramuzas, las tropas castellanas quedaron <<...a vista del enemigo, y pareçio precisso acometerle [...] En fin sor, se peleo [...] Duró el combate mas de seis horas, pero al cauo fue menester çeder a la fuerza, con que fuymos rotos...>>.

            Repliegue masivo y desordenado. Los portugueses tuvieron ocasión de dar caza fácilmente a la desbandada castellana. A pesar de la caótica situación, hubo un intento de cambiar el rumbo de los acontecimientos <<...Quatro tercios espanhóis tentaram ainda retirar en boa ordem sobre a Serra da Vigaria mas, rodeados pelas nossas tropas, depuseram as armas. Do alto daquela serra, Caracena, vendo a bataha perdidam retirou também com todo o seu estado maior...>>.

            Amparados en la oscuridad de la noche, los derrotados comenzaron a llegar a Juromenha, y desde allí, con mayor seguridad y reconfortados, encaminarse hacia los cuarteles de Olivenza y Badajoz.

            Fue una derrota sin paliativos, unánimemente aceptada. Un historiador de nuestros días cuantifica el resultado <<...O número dos mortos e feridos ultrapassou mais de 4.000. Foran feitos aos espanhóis cerca de 6.000 prisioneiros. Mais de 3.500 cavalos e toda a artilharia de sítio, bandeiras, armas, bagagem, víveres e muitos outros objectos foram abandonados. O exercito portugués teve cerca de 2.000 baixas...>>
        
             Cifras que, por intencionado capricho, estan sujetas a alteraciones, tanto a la baja como al alza. Y es que la guerra no sólo se libraba en el campo de batalla. Hubo otra lucha, la de papel. Incruenta, sí, pero no falta de violencia verbal.

            Las palabras cobraron un protagonismo especial. Los medios de comunicación, la propagandística, los informes, diplomacia y política al fin y al cabo.

             Dependiendo de quien fuera el emisor, los números sufrían serios cambios. Cada bando trataba de reafirmar su posición. El vencedor incrementando el daño causado; el perdedor, aún reconociendo la derrota, buscaba excusas que no perjudicasen su imagen y honor.

             El juego de intereses aparecía de inmediato, apenas días más tarde del acontecimiento. Montes Claros no fue ajeno a esta cuestión. Veámoslo con detalle.
           
             Transcurridas algunas jornadas después del desastre, y con tiempo para hacer una valoración sosegada de lo ocurrido, mostrábase don Luis de Benavides ciertamente aliviado. Las Listas confirmaban que no había sido tan doloroso el lance. Según un documento, que lleva por título Relación de los oficiales mayores y de compañías, vivos y reformados, de los tercios y regimientos del ejército que faltan, por haber quedado muertos o prisioneros en la batalla que se dio al enemigo en los campos de Villa Viciosa, los caballos no sobrepasaban los 1.200 perdidos en batalla. De la infantería, grueso del ejército, también podía esperarse una redución importante del balance negativo difundido por los portugueses, aunque no obstante <<...son tantos los heridos y enfermos, que aun hay muchos por los suelos...>>

            Con todo, el mayor golpe lo sufrió la moral y el ánimo de los soldados, incluyendo a los más altos cargos militares, responsables de dirigir a la tropa <<...q ya no nos vemos enterminos de tratar dela recuperacion de Portugal, sino de conservar los Reynos de Castilla...>>. Parecía que la guerra ya buscaba, ansiosa, su final.

            Se cumplen ahora 350 años desde aquella jornada. Victoriosa para unos, dramática para otros.

            Montes Claros y sus consecuencias, profusamente estudiada y analizada desde el mismo momento en que se produjo la batalla, claro síntoma de la importancia que tuvo para el devenir de la guerra.

            Relación Verdadera, y Pontual, de la Gloriosissima Victoria que en la famosa batalla de Montes Claros alcançò el Exercito delRey de Portugal, es la crónica coetánea más citada, dado el minucioso grado de detalle con que narra lo sucedido.

            Estamos de suerte. A la extensa lista de referencias bibliográficas, recientemente ha venido a sumarse un nuevo trabajo. A Batalha de Montes Claros. Perspectiva de um Engenheiro Militar, redactada por José Paulo Berger. Interesante monografía que disecciona tan memorable acontecimiento, teniendo en cuenta factores poco, o casi nada, utilizados en publicaciones anteriores, lo que otorga al libro una novedosa visión de aquel choque de armas, abriendo las puertas de futuras investigaciones.
 
            En fin, Montes Claros, la batalla definitiva, sigue despertando hoy tanto interés como lo hiciera antaño. Aquí, en nuestro sencillo blog, un aporte más al conjunto. Valga en recuerdo de aquellos que vivieron la campaña.

En la imagen, diferentes documentos (textuales / gráficos) contemporáneos y actuales, sobre la batalla de Montes Claros.