sábado, 5 de marzo de 2016

San Germán y el efímero triunfo de Mourao


            <<...Mañana, siendo Dios seruido volbere a pasar el rio Guadiana y ire a sitiar laVilla y castillo de Moron: y según las notiçias que e tenido espero que dho sitio nopassara de ocho dias...>>.

            Con estas palabras comunicaba, a comienzos de junio de la campaña de 1657, don Francisco de Tutavilla y del Tufo sus intenciones militares al monarca español Felipe IV.

            Era Mourao (Moron para los cronistas hispanos) una plaza lusitana muy importante, desde cuya ubicación estratégica podía alcanzarse un vasto territorio interior, rico en ganados y cultivos, botín siempre apetecible para las incursiones castellanas. En definitiva, un objetivo militar de primer orden. De ahí los esfuerzos para conquistar la plaza aunque, por las descripciones de época, no parecía un serio obstáculo en las aspiraciones de victoria de don Francisco.

            <<...Nao tinha Mourao mais defesa que um antigo e pequeno castelo, em que havia mantimentos e muniçoes para quatro meses [...] sendo as muralhas tao fracas que nao podiam resistir quatro dias de sitio [...] Assistia no governo dela o capitao de cavalos Joao Ferreira da Cunha com a sua companhia e trés companhias de infantaria...>>.

            Aún con esa supuesta fragilidad defensiva, el de San Germán (título nobiliario que fungia Tutavilla) desconfiaba de un éxito sencillo. Para garantizarse sus propósitos, reunió a un grueso ejército de no menos de 6.000 infantes y otro buen número de caballos, amén del tren artillero y sus respectivas municiones y pertrechos.

            Sobre el margen derecho del río Caia, rayando mediodia del 9 de junio, paso Muestra a la tropa y, a continuación, dio orden de avanzar hacia Mourao. Dicen los cronistas que <<...marchou com dez mil infantes e quatro mil cavalos...>>. Otros reducen tales cifras. Sea como fuere, la guerra se acercaba a las puertas de la noble villa lusitana.

            Mal augurio de lo que iba a ocurrir, el viernes 13 de dicho mes comenzaron los trabajos de cerco, y con tan buena disposición que durante la misma jornada se logró ganar el caserío situado fuera de las murallas. Todo iba según lo previsto.

            Después tocaba rendir el castillo, en el cual, según unas fuentes, había 150 infantes, 40 caballos y 150 paisanos. Los últimos <<...pelean con mayor obstinacion que los soldados...>>. Del bando portugués aseguran ser más de 400 los defensores.

            En cualquier caso la lucha por mantener la posición fue numantina, dando muerte en el ataque a varios oficiales de rango castellanos.

            <<...Os sitiados mostravam constancia na defesa; porém, nao sendo o socorro breve, parecia dificil a persistencia...>>.

            Intentaron levantar el sitio con una tropa acampada en las proximidades, que tuvo como líder al conde de San Lourenço. Pero los de Tutavilla siempre estuvieron atentos a cualquier movimiento del rival

            <<...en todos los esguaços teniamos infanteria y caualleria yque con el exto estauamos a la oposiçion para que no passase no seha determinado aponello en execuçion...>>.

            Faltos de ayuda exterior, los de Mourao soportaron diversas embestidas de los atacantes; sin embargo, el cansancio se fue apoderando de ellos, y las esperanzas de salvación acabaron por diluirse

            <<...os paisanos que tinhan ficado no castelo, vendo crescer o perigo, instaram ao governador pela entrega dele [...] na desesperaçao de ser socorrido, se resolveu a entregar o castelo, no fim de seis dias de sitio...>>.

            San Germán tuvo su ansiado premio, y el jueves, 19 de junio, transcurrida una semana desde el inicio de las operaciones de cerco, escribía con enorme alegría al rey español :
 
           <<...Y agora pvedo deçir que hauiendose capitulado conel Gouernador dela plaça, esta mañana an entrado las Reales Armas de VMgd enel castillo, ocupando la pverta y mañana saldra el pressidio de portvgeses qe se halla en dha plaça...>>.

            Las honradas capitulaçoes, tal como las definió un historiador coetáneo a los hechos, empezaban con esta lapidaria frase <<...El exmo sr Duque de Sª German conçede al sor Juº Ferreira deAcuña, gouernador de la Villa de Moron y su castillo....>>. Bla, bla, bla.

            Pero poco le duraron las mieles del triunfo al napolitano Tutavilla. Corriendo los postreros días de octubre, un potente ejército portugués dio comienzo a la reconquista de Mourao.
 
            Una narración bélica llena de anécdotas, que dejaremos para otra ocasión venidera. Mourao, desdeluego, bien merece un regreso a su afamada historia.

IMAGEN: planta del castillo y murallas de Mourao durante el siglo XVII, y panorámica actual de la villa.