Preocupación por mantener en condiciones aceptables los lugares comunes.
A falta de niveles de desarrollo médico que protegiesen a la ciudadanía, el mejor modo de asegurar la perpetuidad y estructura de la sociedad local ceclavinera, era la prevención.
Luchar contra la aparición de enfermedades y plagas exigía adoptar medidas sanitarias adecuadas.
Vías públicas, calles, callejas y caminos, espacios de tránsito de personas y animales, lugares aptos para servir como cuna de gérmenes de bacterias. Es evidente que convenía mantenerlos lo más limpios y aseados que fuera posible.
Y ahí está la legislación, anunciando prohibiciones y castigos.
Quizás, a tenor de estos renglones de la historia de Ceclavin, veamos ahora con otros ojos a nuestros antepasados, y no con la carga de suciedad a la que nos ha malacostumbrado el cinematógrafo.
No serian tan pulcros como en la actualidad, pero tampoco unos lodazales.
Juzgue el lector según el documento.
LIMPIEZA DE LAS CALLES
<<...Otrosi, por q la dha Uilla e calles della eften limpias, mandamos q todos los ueçinos e limpien las dhas calles, e echen lo suçio fuera de concexo e cuerpo de la dha villa e parte donde no perjudique a lo vecinos donde uiven [...] e la personna q lo contrario hiziere caya en penna de beynte mrvs para el affentador...>>
En la imagen, capítulo dedicado al saneamiento del entramado urbano ceclavinero, inserto en las Ordenanzas Municipales, aprobadas mediado el siglo XVI.
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